miércoles, 31 de agosto de 2016

LA HORA DEL ADIOS


Son 44 años de mi vida laboral entregada, primero en “ARRIAGADA CARCAMO Y VOTICKY“, luego “CADE IDEPE”, para finalizar en “AMEC CADE”, para muchos puede sonar demasiado tiempo, tal vez toda una vida ligada a una misma empresa con distintos nombres, pero en cada una de ellas hay una experiencia distinta, enriquecedora y humana, en otras fácil de olvidar, con momentos duros y complicados por el acontecer nacional, pero que finalmente se pudo salir adelante y puedo afirmar sin duda alguna, me fortalecieron y me formaron tanto en el ámbito personal como laboral.

El 16 de junio de 1972 crucé por primera vez la entrada al mundo de una empresa grande y prestigiosa, para mi fué como un sueño dorado hecho realidad, pasaba a formar parte de la empresa líder de la ingeniería nacional, a poco andar fuí integrándome a los mas importantes proyectos de infraestructura nacional como el revolucionario Ferrocarril Metropolitano de Santiago, conociendo a grandes profesionales y mejores personas que, sin hacer distingos de cargos; profesionales, dibujantes y administrativos trabajamos como un solo equipo donde cada labor era tan importante como la otra, donde realmente se cultivó una verdadera amistad, compañerismo y solidaridad. Amistad que en mi caso dura hasta el día de hoy, aunque algunos hayan tomado otros rumbos, y algunos ya no están en este mundo, pero si se han ido han dejado un recuerdo imborrable.

Es difícil poder describir en pocas palabras tantos años de vivencias que por cierto, van de la mano con el acontecer político y económico del país, pasando por grandes crisis económicas con nefastas consecuencias, que en el ámbito laboral nos llevaron a un gran desempleo, pero también momentos de gran bonanza con grandes proyectos mineros y por ende, una estabilidad laboral, todos ellos que de una forma u otra se han visto reflejados en mi vida profesional y dirigencial.

Esto último me llevó a representar como dirigente sindical a un grupo grande de trabajadores partiendo en los duros años de la dictadura militar, en algunos periodos como presidente y ahora último como tesorero, sin duda fueron años de aprendizaje con sin sabores y satisfacciones, siendo estas las que me han marcado como persona para sembrar en mis hijos el carácter solidario y el reconocimiento de la persona por lo que vale y no por lo que tiene.

Hoy ha llegado el momento para dejar de lado el trabajo y dedicar mi tiempo a mi familia, al descanso tan largamente esperado, me voy tranquilo, conciente que he cumplido, pero ustedes compañeros de tantos años, antiguos y nuevos estarán siempre en mi recuerdo (hasta que no me pille el Alzheimer), después de todo son 44 años de conocernos del día a día, del codo a codo para sacar adelante proyecto tras proyecto, beneficio tras beneficio, y por qué no mencionar también inolvidables veladas de convivencia y sano esparcimiento.

Ahora solo me resta decir gracias, gracias por su compañía, gracias por su respeto, gracias por ese saludo amistoso que recibí durante tanto tiempo, gracias por vuestro apoyo en los difíciles momento de lucha sindical, no quiero nombrar a nadie son muchos y muchas las personas a quien agradecer, pero estoy seguro que cada uno de Uds. sabrá aquilatar a su manera este sincero saludo de despedida, entonces solo me resta pedirles que sigan adelante con la frente en alto en defensa de sus derechos, apoyen a sus dirigentes no claudiquen, enfrenten con decisión los desafíos que les plantea la vida, y de seguro que el resultado final será siempre positivo.

HASTA SIEMPRE CADE IDEPE.

HASTA NUNCA AMEC CADE.

Vuestro eterno agradecido.

PONCHO AGUILAR.

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