viernes, 22 de octubre de 2010

Cuando un amigo se va (amigos de Luis Caro II)



Hay una canción popular que en parte de su letra dice, "cuando un amigo se va deja un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo", cuanta verdad hay en esas sencillas palabras si consideramos que el amigo que se me fue es Luis (“pastito seco” para sus amigos).

Ya se han referido a Luis otros compañeros que han resaltado todas y cada una de sus cualidades como persona, pero yo me quiero referir al amigo, aquel imposible de reemplazar, al amigo entrañable, leal ante todo, firme en sus convicciones, de sólidos argumentos pero respetuoso de la opinión disonante, (aunque era difícil saber se te hablaba en serio o te columpiaba), pronto a tender su mano amiga en los momentos difíciles cuando uno mas necesitaba del apoyo sincero y desinteresado, en esos momentos siempre pude contar con él, como entonces no sentirse acongojado cuando perdemos un amigo tan preciado como Luchito.

Me siento doblemente gratificado que él me considerase su amigo, porque amistades como la que él entregaba hoy es muy difícil de encontrar, que gratos recuerdos atesoraré de nuestras reuniones sociales al calor de un vinito o una cervecita, los almuerzos de los viernes de fin de mes la grata charla con la talla que nunca faltó, y el consejo siempre acertado y en el momento preciso.

A partido otro integrante de esa recordada y para mi querida familia de Cade Idepe, nos estamos quedando solo con la memoria vivida de aquellos como Luis nos han dejado, pero que estarán siempre presente en nuestras vidas, no estará en cuerpo en nuestras reuniones pero en nuestra mesa su espíritu siempre nos acompañará, sentiremos su presencia y nunca faltará una copa para él, ya siempre estará en nuestros brindis.

Amigo gracias por todos los momentos que disfrutamos de tu compañía, gracias por alegrarnos la vida, por entregarnos tu valiosa amistad, por hacernos participes de tus momentos felices que fueron los mas, y de los otros que compartimos hasta el final.

Adiós amigo mío

Alfonso Aguilar

Palabras de Cristian Figueroa de la ITO Metro en Maipú.

Me emociona hasta las lágrimas leer cada una de las palabras de recuerdo, con el tan solo mencionar a LUIS.

Los que llevamos algún tiempo aún en la oficina conocimos de muy cerca a LUIS y comparto plenamente con las vivencias descritas anteriormente por mis compañeros, en lo personal como no recordarlo, lo conocí en el proyecto de la papelera M-18 y Zarate, cuyo proyecto fue en la famosa oficina “EL CASTILLO” (esquina de Campo de Deportes con José Domingo Cañas) y en los tiempos que eran famoso colocarle algún seudónimo a las oficinas de los proyectos que se realizaban fuera de CADE-IDEPE, denominadas “LA PERGOLA”, “LA CASA DE LOS GATOS”, en fin.

El Castillo fue famoso, ya que LUIS llegaba en las mañanas lo primero que me preguntaba me dejaron; “huevitos revueltos”, “pancito tostado”, “esta hervida el agua para el cafecito”, “me dejaron pastelitos”, pastelitos muy famosos que eran preparados por unas monjas en Irarrazaval (no sé si aún existe el local), como no recordarlo, cada vez que nos veíamos lo primero un fuerte apretón de mano y la palabra clave y memorable ¡HOLA CHISTRIAN!

Siento emociones muy encontradas, he vivido en carne propia lo duro que debe haber sido su enfermedad, y comprendo muy bien a su familia, y sé con firmeza, que no hay palabras para aliviar el dolor por la perdida de LUIS, para su esposa, hijos y familiares en general, lo importante es aferrarse a los lindos recuerdos de LUIS, que calan profundamente en mi corazón, no puedo dejar de mencionar que es fácil decir conformidad, pero es difícil asumirla, ya que el amor que tenemos a un ser querido es demasiado, lo único que puedo expresarle a la familia de LUIS, que lo lamento de los más profundo de mi corazón y el me ha dejado una linda enseñanza, de respeto, de humildad, y fortaleza.

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