Como ocurre con todas las normas laborales flexibilizadoras los empresarios primero las imponen por la vía de los hechos, y luego influyen para su legalización. Así ocurrió con la externalización, que los Chicago Boys llamaron outsourcing en los años setenta, y que durante los ochenta y noventa se impuso desde la gran minería del cobre hacia todos los ámbitos productivos del país. En CODELCO, del total de casi 45 mil trabajadores, más de 17 mil pertenecían a empresas contratistas, los cuales no podían acceder a los sueldos y beneficios de los trabajadores de planta.
La situación de precarización de los trabajadores “externalizados” fue inquietando a los sindicatos y fue naciendo la demanda del fin a la externalización, pero contrariamente en el 2006 un acuerdo político entre la candidatura de Michelle Bachelet y los dirigentes de la Confederación del Cobre legalizó esta nefasta práctica laboral, a través de la Ley de Subcontratación.
Paradojalmente, una práctica perjudicial para los trabajadores se legalizó con la complicidad de una organización sindical, por esta razón, algunos analistas teóricos que poco conocen la realidad de los trabajadores, consideran que la Ley de Subcontratación fue un logro cuando en realidad sus efectos han sido de empobrecimiento, división y precarización.
Esta ley consta de dos partes; por un lado SUBCONTRATACIÓN DE SERVICIOS, y por otro el SUMINSITRO DE PERSONAS, a través de las Empresas de Servicios Transitorios, EST, los llamados contratos basura que ya están llegando al ámbito de la ingeniería, como ocurre en la empresa Junge Ingenieros Consultores que comenzó a contratar su personal a través de una empresa de servicios transitorios, EST, lo que implica que sus trabajadores tienen escasos derechos.
fuero maternal, pero ya existe un foro en Facebook de las trabajadoras que se sienten discriminadas por esta empresa.
Esta ley de suministro de trabajadores es peligrosa porque se trata de una herramienta empresarial que fue propuesta e impulsada en los albores del gobierno de la Sra. Bachelet y que de no mediar la movilización de los trabajadores se extenderá en esta nueva fase de desarrollo capitalista en Chile.
No es paradojal que un gobierno encabezado por una mujer haya impulsado una ley como esta porque su verdadero interés estaba con quienes le financiaron su campaña y no en las mujeres cuyo objetivo fue solo electoral, no olvidar que esta ley fue impulsada en complicidad con los dirigentes sindicales comunistas, socialistas y democristianos que hoy se postulan al parlamento como recompensa, amparados en un acuerdo político electoral.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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